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Empleo informal representa el 41% del total en zonas rurales

Empleo informal representa el 41% del total en zonas rurales

21/08/2025
Bruno Anderson
Empleo informal representa el 41% del total en zonas rurales

La persistente brecha entre lo formal y lo informal en el ámbito rural revela una realidad que afecta a millones de familias en América Latina. Aunque tiende a pasarse por alto en las grandes ciudades, la informalidad laboral en el campo vulnera derechos básicos y limita el desarrollo local. Este artículo profundiza en cifras recientes, identifica causas estructurales, analiza sus impactos y propone estrategias prácticas para la formalización adaptadas a zonas rurales.

Contexto y cifras principales

En el primer trimestre de 2025, el INEI reportó que la tasa de informalidad laboral en las áreas rurales de Perú supera el 94%. En Colombia, el DANE registró un 84,7% de empleo informal en centros poblados y rural disperso durante febrero-abril de 2025. A nivel regional, la OIT indica que la informalidad en zonas rurales alcanza un 76,5%, frente al 45,1% en áreas urbanas, es decir, es 1,5 veces mayor.

Estos datos evidencian un fenómeno extendido: en países como Guatemala, Paraguay, Ecuador y El Salvador, más del 80% de los trabajadores rurales se desempeñan sin contratos formales ni acceso a beneficios. En contraste, Chile y Uruguay mantienen tasas inferiores al 50% y al 30%, respectivamente, gracias a políticas específicas y sistemas de protección social más robustos.

Perfil del trabajador rural informal

El empleo rural informal se concentra en el sector agropecuario, donde el 85,7% de los trabajadores carece de cobertura social, frente al 65,8% en actividades no agrícolas. En Perú, de los 7,8 millones de ocupados informales, 5,3 millones trabajan en el campo y 2,3 millones realizan labores domésticas remuneradas.

  • Edad promedio: 35 años.
  • Proporción de mujeres: 47%.
  • Jóvenes (18-29 años): 30% del total.
  • Predominantemente con educación primaria incompleta.

La mayoría de estos trabajadores carece de acceso limitado a servicios básicos como seguridad social, salud y vivienda digna. Pese a que la tasa de desempleo rural es baja (1,5% en Perú), esta aparente estabilidad laboral oculta la precariedad de condiciones y la ausencia de redes de protección.

Causas estructurales de la informalidad

La elevada informalidad en el campo obedece a múltiples factores que se retroalimentan, perpetuando la pobreza rural y la exclusión social.

  • Falta de acceso a sistemas de producción desarrollados y diversificados.
  • Déficit de infraestructura y servicios públicos en comunidades aisladas.
  • Enfoque urbano en políticas de formalización, poco adaptado al campo.
  • Pobreza generalizada y escasa presencia de instituciones reguladoras.

Estas causas estructurales limitan la adopción de tecnologías, el acceso a crédito y la formación profesional, generando un ciclo de baja productividad que descarta el ingreso a mercados formales y seguros.

Impactos sociales y económicos

La falta de formalización deja a los trabajadores rurales fuera de redes de pensiones y seguros de salud, agravando la vulnerabilidad ante enfermedades, accidentes y vejez. Este escenario alimenta niveles elevados de pobreza y exclusión, afectando con especial crudeza a mujeres y jóvenes, quienes enfrentan mayores barreras para la movilidad social.

Comparación internacional y aprendizajes

En Honduras, Bolivia y Perú, la informalidad rural supera el 90%. En Guatemala, Paraguay, El Salvador, Ecuador y Colombia oscila entre el 80% y el 90%. En México, Panamá, Brasil y República Dominicana, los índices rondan el 60-70%. Costa Rica se mantiene cerca del 50% y los países con mejores indicadores, Chile y Uruguay, por debajo del 40%.

Los avances de Chile y Uruguay se explican por políticas integrales que combinan financiamiento accesible, seguros sociales rurales y apoyo técnico. Estas experiencias destacan la importancia de diseñar programas basados en enfoques diferenciados, considerando el tamaño de las explotaciones, la atomización laboral y la estacionalidad agrícola.

Desafíos y propuestas de política pública

Para revertir la informalidad rural es necesario un conjunto de acciones coordinadas entre Estado, sociedad civil y sector privado.

  • Diseñar programas de formalización con enfoque rural, contemplando ciclos agrícolas y saberes locales.
  • Fomentar la asociatividad campesina y cooperativas de producción y comercialización.
  • Extender la cobertura de seguridad social con esquemas de aportes flexibles.
  • Mejorar infraestructura y servicios básicos: carreteras, electricidad y telecomunicaciones.
  • Impulsar capacitación técnica y educación financiera adaptadas al contexto rural.

Además, se requiere fortalecer sistemas estadísticos para monitorear la informalidad en el campo y evaluar el impacto de las políticas. La colaboración con organizaciones locales resulta clave para asegurar la pertinencia de las intervenciones y el empoderamiento de las comunidades.

Conclusión

La informalidad laboral en zonas rurales, que representa el 41% del empleo total, exige un giro estratégico hacia políticas inclusivas y adaptadas a las realidades del campo. Solo así será posible garantizar derechos básicos y oportunidades para millones de trabajadores, rompiendo el ciclo de pobreza y contribuyendo a un desarrollo más equitativo y sostenible en América Latina.

Bruno Anderson

Sobre el Autor: Bruno Anderson

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