La minería, motor clave de muchas economías andinas, atraviesa un momento de tensión ante la debilidad de la demanda global. Las cifras recientes revelan una caída significativa en ciertos mercados que obliga a revisar estrategias y outlooks institucionales.
Este análisis detallado explora las causas de la contracción, el comportamiento de los metales principales, los impactos sociales y económicos, y las perspectivas para el futuro inmediato.
En el tercer trimestre de 2024, Ecuador registró exportaciones mineras por USD 766 millones, un descenso del 25,2% interanual. En ese periodo, las ventas de oro y cobre totalizaron 261 000 toneladas, generando USD 555 millones FOB, una contracción del 44,9% frente a 2023.
En Colombia, el DANE informó que, en abril de 2025, las exportaciones de combustibles e industrias extractivas cayeron 33,0% interanual, representando el 34,7% del valor FOB total de exportaciones del país. Esto subraya el peso de la descenso en la demanda global sobre los volúmenes colocados en el exterior.
Por su parte, Perú presentó un crecimiento de 23% interanual en enero-abril de 2025, alcanzando USD 17 211 millones, impulsado por precios elevados. Sin embargo, en abril las exportaciones cupríferas cayeron 4,9% en valor por un descenso del 13,3% en volumen.
*Datos específicos de abril 2025 por sector extractivo.
La contracción en la colocación de minerales responde a múltiples factores: la desaceleración de grandes economías, cambios en las cadenas de suministro y tensiones geopolíticas. Estos factores macroeconómicos internacionales clave han alterado los flujos tradicionales de compra y venta.
Los precios internacionales han mostrado episodios de recuperación, pero no siempre compensan la menor cantidad exportada. En algunos casos, el alza detuvo pérdidas mayores, gracias a precios internacionales excepcionalmente altos en momentos puntuales.
La relevancia del cobre y el oro en la balanza minera regional es innegable. El cobre suele concentrar casi la mitad del valor total en Perú, mientras que el oro representa más de un tercio, convirtiéndose en refugio de valor en escenarios volátiles.
En Ecuador, el retroceso en volúmenes de cobre y oro explica gran parte de la caída. En Colombia, la demanda de carbón y petróleo también incide en el desempeño de la minería. Estos fenómenos muestran la interdependencia entre metales base y precios globales.
La impactos económicos y sociales derivados de esta dinámica son múltiples. Una sostenida caída en volúmenes exportados puede traducirse en menor recaudación fiscal, reducción de inversiones y riesgos para el empleo en zonas mineras.
En 2024, la inversión minera en Ecuador fue de USD 285 millones, con proyectos clave como Mirador (USD 143M) y Fruta del Norte (USD 68M). Aun así, se generaron 48 072 puestos de trabajo (12 018 directos y 36 054 indirectos), subrayando la importancia del sector.
Los analistas coinciden en que la caída es cíclica y que podría revertirse si los precios del oro y el cobre mantienen niveles elevados. La ciclos de precios y recuperación esperada dependerán del ritmo de recuperación industrial y de nuevas políticas de estímulo en economías clave.
Sin embargo, persiste la preocupación por la volatilidad continua. Las fluctuaciones de corto plazo pueden generar incertidumbre en las empresas, dificultando la planificación de inversiones a mediano plazo y la ejecución de proyectos ambiciosos.
A pesar de las caídas recientes, la minería sigue siendo un pilar del comercio exterior. En Perú, este sector representó el 65% del total exportado en 2025. Su fortaleza estructural permite imaginar un escenario de recuperación, siempre que se adapten estrategias y se diversifiquen mercados.
Con una mirada integral, los países de la región deben alinear políticas fiscales, ambientales y de desarrollo humano para aprovechar el potencial del sector y mitigar los efectos adversos de la menor demanda global.
Referencias