En el inicio de 2025, el mercado global de salidas a bolsa experimentó un repunte en términos de capital recaudado, pero las cifras todavía están muy lejos del frenesí de 2021. Aunque registramos 15 IPOs tradicionales que sumaron más de 7.900 millones de dólares en el primer trimestre, los inversores siguen reticentes y selectivos al evaluar nuevas ofertas. Este artículo profundiza en las causas de esta cautela, analiza la evolución histórica y ofrece estrategias prácticas para quienes buscan aprovechar oportunidades sin exponerse a riesgos innecesarios.
Con aproximadamente 266 IPOs durante 2024, el mercado aún no recupera la velocidad previa a la sequía de 2022. Desde entonces, dos tercios de las empresas debutantes han terminado cotizando por debajo de su precio de salida, con rendimientos mínimos o incluso pérdidas significativas en el segmento de pymes. Frente a esta realidad, los inversores de riesgo han adoptado una postura más mesurada.
Entre 2017 y 2021, el porcentaje de IPOs fracturadas —aquellas que cierran por debajo del precio inicial— se mantenía cerca del 24%. En 2023, esta tasa subió al 50%, y en 2024 se redujo levemente al 42%, aunque sigue muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia.
Estas cifras evidencian que, aunque las caídas de 2024 mejoraron frente a los descensos del 55% y 56% de los dos años anteriores, el mercado de salidas a bolsa aún no recupera su vigor. El contraste con el auge de 2021 resalta la necesidad de replantear estrategias de salida al mercado y ajustar expectativas.
El renovado sentido de prudencia y realismo tiene su origen en varios factores convergentes:
En Latinoamérica, la sobrevaloración de ciertos mercados, como el inmobiliario brasileño, refleja historias de “ganancias rápidas” que ahora se enfrían, forzando a inversionistas a adaptarse a condiciones financieras cambiantes.
Ante la falta de apetito por IPOs, los fondos de venture capital y private equity han adoptado alternativas:
El fenómeno de los “moonshots” —empresas que duplican su precio en el debut— se ha vuelto anecdótico: en 2024 solo cinco casos, de los cuales solo uno cerró el año al alza.
Algunos sectores han mostrado resistencia. Tecnologías limpias y biotecnología registraron éxitos aislados, con compañías como Indobell Insulations triplicando su valoración inicial. Sin embargo, en el otro extremo, IPOs de pequeñas empresas como gb Logistics Commerce o Ken Enterprises cayeron hasta un 62%.
Estos contrastes obligan a los inversores a aplicar un proceso de toma de decisiones más reflexivo, valorando con detalle modelos de negocio, balances y perspectivas de largo plazo.
Frente a la actual coyuntura, recomendamos:
Al construir bases sólidas para inversiones, podremos enfrentar la incertidumbre con mayor confianza y detectar oportunidades auténticas de crecimiento.
Aunque no esperamos un nuevo boom inmediato, los signos de recuperación pueden surgir a partir de movimientos de política monetaria, innovaciones tecnológicas o consolidación de sectores estratégicos. El mercado premiará a quienes ofrezcan valor real y sean capaces de mantener una visión equilibrada entre riesgo y retorno.
Más allá de las cifras, este momento ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre los principios de la inversión: disciplina, paciencia y foco en el largo plazo. Al interiorizar estas lecciones y aplicar identificar oportunidades de crecimiento genuinas, los inversores pueden convertir la cautela actual en una ventaja competitiva.
En definitiva, la caída de los IPO y el enfriamiento de 2024-2025 no solo marcan un desafío, sino también un llamado a la evolución de mentalidades y herramientas. La clave está en construir, paso a paso, un portafolio más sólido y sostenible, preparado para las fluctuaciones y listo para capitalizar el próximo ciclo de mercado.
Referencias