La revolución fintech está transformando el panorama de las fusiones y adquisiciones en América Latina, convirtiéndose en un catalizador esencial para la integración regional. Con más de 3,000 empresas fintech al cierre de 2023 y un crecimiento del 340% en siete años, este ecosistema se consolida como estructura clave del sistema financiero y motor de colaboración entre bancos, startups y reguladores.
Desde la masificación de smartphones hasta la digitalización acelerada de servicios bancarios, las fintech emergen como agentes de cambio en todo el continente. Su capacidad para ofrecer soluciones de pago, crédito y ahorro a poblaciones históricamente desatendidas refleja un enfoque inclusivo y sostenible que reconfigura la forma en que interactuamos con el dinero.
Esta nueva ola de fusiones responde a la necesidad de los actores tradicionales de incorporar tecnología y agilidad, mientras las startups buscan escalar en mercados diversos. Al sumar fuerzas, se eliminan barreras geográficas y operativas, permitiendo una oferta más amplia y accesible para millones de usuarios.
Hasta noviembre de 2024, Latinoamérica registró 2,528 transacciones de M&A con un valor agregado de USD 73,924 millones, lo que denota un volumen significativo de operación en un contexto de contracción en el número de acuerdos. Este descenso en transacciones convive con una recuperación del 9% en el valor total, lo que evidencia estrategias más selectivas y focalizadas en operaciones de alto impacto.
Entre los factores que impulsan esta dinámica destacan:
En esta ola de fusiones, participan diversos perfiles: grandes bancos tradicionales que buscan tecnología como motor de cambio, fondos de inversión interesados en activos en dificultades y gigantes tecnológicos en expansión regional. Cada uno persigue diferentes objetivos, desde la optimización de costos hasta el acceso inmediato a nuevos usuarios y mercados.
Por un lado, las entidades financieras consolidadas encuentran en las fintech un atajo para modernizar sus plataformas y servicios. Por otro, los fondos especializados en “distressed assets” adquieren startups con problemas de liquidez para relanzarlas bajo modelos más eficientes, generando valor tanto para inversores como para comunidades locales.
La naturaleza internacional de las fintech exige una colaboración estrecha entre entidades: startups, bancos y supervisores. En respuesta, surgen soluciones RegTech que automatizan procesos de cumplimiento y facilitan la adaptación a normativas diversas en la región. Estas herramientas no solo reducen tiempos y costos, sino que fortalecen la confianza de usuarios e inversionistas.
Sin embargo, persisten desafíos derivados de la fragmentación regulatoria. Mientras algunos países implementan marcos flexibles para impulsar la innovación, otros mantienen posturas conservadoras que ralentizan el proceso de integración. Encontrar un equilibrio será clave para consolidar un mercado fintech verdaderamente regional.
Ejemplos recientes ilustran el potencial de estas alianzas. La adquisición de una plataforma de pagos en México por un banco de primer nivel permitió expandir servicios a pequeñas empresas, facilitando pagos electrónicos y créditos rápidos en zonas rurales. Otro caso en Colombia mostró cómo la unión de dos fintech de préstamos colaborativos aceleró la inclusión financiera de poblaciones vulnerables.
Estos logros demuestran que, más allá del valor económico, las fusiones pueden generar un impacto social profundo. Al combinar experiencia financiera con innovación tecnológica, las empresas logran resultados tangibles que benefician a usuarios y fortalecen la resiliencia del sector.
Aunque las perspectivas son alentadoras, es necesario enfrentar obstáculos que podrían frenar el desarrollo. La protección al consumidor, la ciberseguridad y la sostenibilidad de los modelos de negocio requieren atención constante. Asimismo, la volatilidad económica y las crisis políticas en algunos países añaden capas de complejidad.
Además, el equilibrio entre la innovación y la regulación es delicado. Un exceso de normativas podría limitar la creatividad, mientras que su ausencia podría poner en riesgo la transparencia y la confianza. La colaboración público-privada aparece como la clave para construir un entorno robusto y atractivo para la inversión.
De cara a 2025, se espera un aumento en las fusiones y adquisiciones fintech, especialmente en sectores como energía, manufactura y servicios financieros. Brasil, México, Argentina, Colombia y Perú seguirán liderando la lista gracias a sus marcos regulatorios y dinámicas de mercado favorables. El FINNOSUMMIT 2025 consolida su posición como espacio de encuentro donde nacerán nuevas alianzas y proyectos de cooperación transfronteriza.
En definitiva, el ecosistema fintech se perfila como factor de integración y crecimiento para la región. Adaptarse a la rápida evolución tecnológica, apostar por la inclusión financiera y fomentar redes colaborativas serán los pilares que sostendrán la nueva ola de fusiones, construyendo un futuro más conectado, sostenible y próspero para todos.
Referencias