El panorama del consumo minorista global muestra luces y sombras tras los datos del último trimestre. Mientras Estados Unidos registra caídas mensuales, la recuperación interanual sugiere un trasfondo saludable. En Argentina y la región, las PyMEs luchan con márgenes estrechos, pero algunos formatos logran repuntar con fuerza. Este artículo ofrece un análisis detallado, así como estrategias prácticas para adaptarse a este entorno cambiante.
En mayo de 2025, ventas minoristas y de servicios de alimentos en Estados Unidos totalizaron 715.400 millones de dólares, un descenso del 0,9% respecto a abril (±0,5%). Esta baja se suma al retroceso del 0,1% registrado en abril frente a marzo, lo que refleja cierta desaceleración en el consumo de corto plazo.
No obstante, al analizar la evolución interanual (marzo-mayo 2025 vs mismo período de 2024), el crecimiento fue del 4.5% interanual del 4.5%, señalando una base sólida de recuperación impulsada por el empleo y el aumento salarial. La National Retail Federation proyecta para 2025 un alza de entre 2,7% y 3,7% respecto a 2024, con ventas anuales entre 5,42 y 5,48 billones de dólares, apoyadas en una inflación contenida cerca del 2,5% del PCE.
En Argentina, el consumo masivo creció un 7,9% interanual en abril de 2025, aunque la variación acumulada anual sigue en terreno negativo (-0,6%). El segmento PyME avanzó 3,7% interanual en el mismo mes, tras una caída mensual del 1,8%. Sin embargo, el primer cuatrimestre cerró con un robusto crecimiento acumulado del 14,9%, un indicador clave de fortaleza regional.
El último año redefinió hábitos de compra, y los consumidores dividen su estrategia según prioridades y capacidad de gasto. Hoy conviven dos perfiles principales:
Estos cambios se traducen en una recuperación segmentada o bolsa mixta donde ciertos segmentos destacan, mientras otros aún no logran remontar completamente su actividad.
La persistencia de la inflación, aunque moderada, mantiene la presión sobre los precios y el poder adquisitivo. El PCE cerca del 2,5% y la introducción de nuevos aranceles afectan los márgenes en toda la cadena de suministro.
En las PyMEs, los costos de servicios, alquileres e impuestos son cada vez más onerosos, llevando a márgenes al límite especialmente en PyMEs. La necesidad de financiamiento accesible y reducción de cargas tributarias se vuelve imperativa para sostener la actividad.
Ante este escenario, los comercios pueden adoptar múltiples tácticas para mantenerse competitivos y atraer consumidores:
La clave está en la flexibilidad: ajustar la oferta según el perfil de cliente y aprovechar herramientas tecnológicas para anticipar la demanda y personalizar la experiencia de compra.
La recuperación del consumo minorista es desigual, con liderazgos claros en segmentos como perfumería, farmacias y autoservicios independientes, frente a caídas de grandes cadenas de supermercados. La división entre consumidores numeradores y denominadores persistirá, impulsando la diversificación de canales y la especialización de la oferta.
Para navegar con éxito este contexto, minoristas y PyMEs deben focalizarse en la innovación, la eficiencia operativa y el entendimiento profundo de su base de clientes. Aquellos que logren equilibrar calidad, precio y experiencia tendrán mayores oportunidades de crecimiento sostenido.
En definitiva, las señales mixtas del consumo minorista invitan a la acción: adaptarse, reinventarse y buscar oportunidades en cada eslabón de la cadena, construyendo un futuro más sólido y resiliente para el sector.
Referencias