En 2025 hemos sido testigos de cómo los principales índices alcanzan nuevos récords, pero la estabilidad de este avance se ve empañada por señales de debilidad interna en la amplitud del mercado. Analizar este fenómeno resulta esencial para anticipar posibles correcciones y comprender los riesgos latentes.
La amplitud de mercado evalúa el número de acciones que participan en los movimientos del índice. Cuando participación de pocas acciones impulsa las subidas, se genera una alerta sobre la sostenibilidad de ese rally.
Existen dos formas principales de medición: comparar acciones en alza con acciones en baja y contrastar un índice ponderado por capitalización con uno ponderado igualmente. El primero refleja la fuerza de las mayores compañías, mientras que el segundo muestra la salud de la mayoría de las empresas.
A lo largo de 2024, la amplitud cayó hasta un mínimo de amplitud del 55% antes de recuperarse ligeramente durante los primeros meses de 2025, estabilizándose entre 60% y 65%. Este repunte parcial tras una caída profunda sugiere que solo un grupo reducido de acciones mantuvo el impulso.
A comienzos de 2025, el S&P 500 alcanzó máximos históricos impulsado por sectores de tecnología y consumo, pero la amplitud revela un panorama más frágil, donde la mayoría de las firmas no logra sostener el empuje alcista.
Los indicadores internos apuntan a posibles correcciones. Destacan señales como rupturas de medias móviles clave y retrocesos en niveles de Fibonacci. Además, se registró una 14 días consecutivos de declive de más acciones a la baja versus al alza en el S&P 500, un suceso que no se veía desde 1978.
La concentración en valores de alta capitalización eleva la exposición a riesgos específicos de pocas empresas, reduciendo la diversificación efectiva. En este escenario, es primordial ajustar estrategias y proteger el portafolio.
El contexto geopolítico y las políticas arancelarias y tensiones geopolíticas siguen influyendo en la amplitud. Cambios discretos en las negociaciones comerciales entre potencias pueden desatar repuntes de volatilidad que afectan la participación de acciones más vulnerables.
Asimismo, las decisiones de los bancos centrales en Europa y Asia sobre tipos de interés generan movimientos en flujos de capital que repercuten en la amplitud de los mercados estadounidenses, ampliando la brecha entre grandes valores y el resto del mercado.
La posibilidad de una corrección del 13% al 16% en el S&P 500, derivada de la limitada expansión del mercado y de valuaciones por encima de 20 veces ganancias, sugiere un año de ajustes y mayor cautela.
No obstante, la ausencia de recesión clara en la economía global y expectativas de crecimiento moderado respaldan un horizonte menos sombrío a largo plazo. La clave será la evolución de la amplitud y el comportamiento de las empresas que aún no han participado plenamente en la subida.
En conclusión, la menor amplitud del mercado en 2025 advierte sobre vulnerabilidades internas, a pesar de los máximos históricos de los índices. Inversionistas prudentes deberán vigilar de cerca los indicadores de amplitud, emplear estrategias de diversificación y gestionar el riesgo ante posibles correcciones.
Referencias