La curva de rendimientos se ha convertido en un indicador clave para anticipar cambios en la economía global. En los últimos meses, su comportamiento ha llamado la atención de economistas, inversores y responsables de políticas.
La curva de rendimientos es una herramienta visual que muestra la relación entre la rentabilidad de los bonos y su plazo hasta el vencimiento. Usualmente se representan bonos del mismo emisor y calidad crediticia.
Actúa como un barómetro de las expectativas del mercado: cuando los inversores creen que la economía crecerá, la curva tiende a inclinarse hacia arriba; si se aproxima una desaceleración, puede aplanarse o incluso invertirse.
La importancia radica en que refleja las percepciones sobre expectativas de tipos de interés elevados y movimientos futuros de la política monetaria.
Existen varias formas de curva de rendimientos, cada una con un mensaje diferente:
Históricamente, la inversión de la curva de rendimientos ha precedido recesiones con varios trimestres de antelación. Esto sucede cuando los inversores buscan refugio en bonos a largo plazo, esperando menores tasas en el futuro.
Las curvas planas o invertidas suelen frenar la confianza empresarial, provocando una reducción de la inversión en capital y un menor consumo. Por el contrario, una curva normal refuerza la disposición a asumir riesgos y ampliar proyectos.
Así, los responsables de política monetaria y los economistas monitorizan este gráfico para anticipar cambios en la política monetaria y planificar estrategias fiscales y de estímulo.
Entre 2023 y 2025 hemos visto episodios de rendimientos largos por encima del 4% en bonos del Tesoro de EE. UU., lo que sugiere presión inflacionaria y tipos elevados.
Cuando el bono a 2 años supera al de 10 años, la curva se invierte y los bonos de corto plazo rinden más, encendiendo alertas en los mercados financieros.
Los inversores ajustan la asignación de sus carteras en función de la curva:
A escala global, la curva de EE. UU. sirve de referencia. Si la curva estadounidense se invierte, suele anticipar movimientos similares en otras economías desarrolladas.
La curva de rendimientos es mucho más que un gráfico: es un indicador adelantado de la salud económica. Su inversión no garantiza una recesión inmediata, pero sí sugiere un entorno de incertidumbre y menor crecimiento futuro.
Para quienes gestionan carteras o diseñan políticas, es crucial:
En definitiva, comprender y utilizar este barómetro financiero puede marcar la diferencia entre anticipar un ciclo recesivo o verse sorprendido por un giro inesperado del mercado.
Referencias