Las fusiones bancarias en Latinoamérica han alcanzado un punto de inflexión gracias a cambios normativos y un entorno macroeconómico favorable.
Este artículo analiza la evolución, impactos y perspectivas de un fenómeno que redefine el sector financiero regional.
En 2024, la región registró 2,528 operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A) en el sector financiero, con un valor total de USD 73,924 millones. Aunque el número de transacciones cayó un 18% respecto a 2023, el valor se recuperó un 9% frente al año anterior, impulsado por grandes acuerdos.
La incertidumbre económica global y las tensiones geopolíticas marcaron el periodo, pero la baja de tasas de interés en 2025 y el interés de inversores internacionales generan un resurgimiento de M&A en 2025.
El contraste entre número de operaciones y montos revela una concentración creciente en transacciones de gran escala. Las finanzas tradicionales y fintechs se fusionan para crear entidades más resilientes.
La tabla a continuación compara los mercados más activos de Latinoamérica:
Sectores como energía y manufactura también atraen fusiones bancarias al diversificar carteras y aprovechar economías de escala.
Uno de los motores clave es la convergencia normativa regional acelerada. Reguladores estandarizan procesos y adoptan principios de “misma actividad, mismos riesgos, mismas reglas” para bancos y fintech.
Se implementan nuevos regímenes de licencias y procedimientos ágiles que facilitan aprobaciones en plazos reducidos, respondiendo a la digitalización y la llegada de actores alternativos.
La rápida validación de fusiones permite a las entidades planificar inversiones a mediano plazo, pero exige un equilibrio entre consolidación y competencia efectiva.
La consolidación genera economías de escala y diversificación de riesgos. Los beneficios observados incluyen:
Sin embargo, los riesgos y desafíos son significativos:
En España, se proyecta el cierre de 589 a 883 sucursales tras grandes fusiones, dejando más del 74% del mercado en tres entidades.
La megafusión entre BBVA y Banco Sabadell ejemplifica los efectos mixtos de la consolidación. Por un lado, se mejora la rentabilidad promedio; por otro, se generan preocupaciones por concentración y pérdida de empleo.
En Latinoamérica, los reguladores observan este caso para diseñar políticas que protejan la competencia y la inclusión financiera rural, siguiendo modelos europeos de prevención de riesgos sistémicos.
El apetito por operaciones de gran escala anticipa un 2025 dinámico, condicionado a la capacidad de los reguladores para:
La resiliencia del sector fintech, la intervención de capital privado y la mejora macroeconómica fortalecen el entorno para nuevas fusiones.
Las entidades que avancen con estrategias claras de integración tecnológica y de atención a territorios menos rentables podrán maximizar beneficios y mitigar riesgos.
En conclusión, las fusiones bancarias regionales, impulsadas por cambios regulatorios y un panorama económico más estable, prometen transformar el sector financiero en Latinoamérica. El desafío radica en lograr un desarrollo equitativo, donde la consolidación conviva con la diversidad de actores y la atención a las comunidades menos favorecidas.
Referencias