El primer trimestre de 2025 ha marcado un antes y un después para las exportaciones agrícolas en América Latina. Con cifras históricas y un dinamismo inédito, varios países de la región han elevado su competitividad y han reafirmado su posición en los mercados globales.
Durante los primeros tres meses del año, el sector agrícola y agroindustrial experimentó un auge sin precedentes. Colombia registró un valor récord de USD 1.395 millones solo en marzo, una cifra que supera en un 51,3% la alcanzada en el mismo mes de 2024 y establece un nuevo hito desde 1995.
En el acumulado enero-marzo, el país cafetero exportó USD 3.682 millones en productos, con un volumen total de 1,4 millones de toneladas, ambos máximos históricos trimestrales. Perú, por su parte, incrementó un 24% sus ventas a la Unión Europea, lideradas por el arándano fresco, con USD 234 millones.
La República Dominicana también celebró un trimestre récord, superando los USD 3.166,2 millones en agroexportaciones, mientras que México enfrentó un retroceso del 3,2% en marzo, debido al impacto de aranceles en el sector ganadero.
El análisis de los productos con mayor crecimiento refleja tendencias claras. El azúcar registró un aumento de 26,8% en volumen, mientras que el aceite de soya se disparó un impresionante 373,2%. El café, un pilar tradicional, generó USD 311,5 millones adicionales frente al año anterior.
Cada uno de estos productos aporta no solo valor económico, sino también empleo y desarrollo en zonas rurales. El azúcar y el café, por ejemplo, sostienen cadenas productivas que incluyen desde pequeños agricultores hasta grandes industrias de procesamiento.
Varios elementos han convergido para generar este impulso exportador. La mejora en infraestructura, el acceso a mercados internacionales y las prácticas agrícolas modernas han sido determinantes.
Las alianzas público-privadas y el fortalecimiento de cadenas de valor han optimizado procesos logísticos y de comercialización. Además, la demanda global de alimentos saludables y especializados ha beneficiado a productos como el arándano y el café de origen single origin.
El caso de México ilustra cómo factores externos pueden frenar el avance. La caída del 3,2% en exportaciones agroalimentarias responde, en buena medida, al impacto de los aranceles estadounidenses sobre productos cárnicos y ganaderos. Esta situación pone de relieve la vulnerabilidad ante políticas comerciales de terceros mercados.
Asimismo, la volatilidad de precios internacionales y el cambio climático representan riesgos constantes. Las naciones con menor diversificación productiva pueden sufrir más cuando un solo rubro experimenta variaciones abruptas en demanda o costos.
De cara al próximo semestre, las proyecciones del USDA anticipan cosechas récord de varios productos básicos, lo que plantea un escenario de mayor competitividad en exportaciones latinoamericanas. Aprovechar esta ventana dependerá de consolidar avances en productividad y calidad.
Estas acciones permitirán a los países de la región no solo mantener el ritmo de crecimiento, sino también acceder a nichos de mercado de alto valor agregado.
El nuevo récord en exportaciones agrícolas durante el primer trimestre de 2025 es mucho más que cifras. Es el reflejo de la resiliencia y visión a largo plazo de productores y gobiernos por igual, así como de la respuesta de los mercados globales a la calidad de los productos latinoamericanos.
Con un enfoque en la sostenibilidad, la innovación y la diversificación, la región se perfila para consolidar su liderazgo en la agroexportación mundial. La tarea ahora es construir sobre estos cimientos para garantizar un crecimiento inclusivo, sostenible y cada vez más competitivo.
Referencias